Algún día tenía que ser: 30 de junio de 1954

Gastón Laborido (gaston_laborido1@hotmail.com)

(Ponencia presentada en Jornadas Uruguay y los Mundiales desde el sur, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE), UdelaR. Junio 2014.

Introducción

El 30 de junio de 2014, se cumplirán 60 años de un partido que marcó profundamente el historial de la selección uruguaya en competiciones mundialistas: por primera vez dejó de ser invicto en 30 años. El periodista y director del semanario Fútbol Actualidad, Antonio García Pintos, en la edición del 6 de julio de 1954 sostenía:

Estamos tristes, sí; para qué negarlo. Nosotros, con los muchachos, en el vestuario, hemos llorado juntos. Mucho se tendrá que escribir de este Quinto Campeonato Mundial en que, por primera vez, hemos dejado de ser invictos. Muchos han sido los errores cometidos y muchas las culpas a repartir y, entre ellas, un buen lote para la gente de la prensa. Pero eso tendrá que ser escrito en otra hora y en otro lugar. (…)[2].

Creemos que hoy es necesario retomar aquel encuentro deportivo, sobre todo, porque las derrotas también constituyen elementos de resignificación deportiva.  En la década del 50 encontramos dos acontecimientos que marcaron la competencia de la selección uruguaya en el plano internacional, por un lado, la primera derrota de la selección frente a Hungría en 1954. El segundo acontecimiento, ocurrió en 1958, cuando por primera vez en su historia, el fútbol uruguayo quedó eliminado de un torneo mundial.

Uruguay llegó al mundial de Suiza 1954 con una enorme fama tras haber conquistado el certamen cuatro años antes frente a Brasil. Para este mundial, Uruguay aún mantenía muchos jugadores del 50 en su alineación; pero esta competición marcó el ocaso de la generación de Maracaná, sobre todo desgastada por el correr de los años. A pesar de la fama celeste, para la prensa internacional la selección de Hungría era el equipo favorito a consagrarse campeón, sobre todo porque cautivaba por el elevado nivel técnico de sus jugadores y había conseguido resultados exitosos en los años previos al mundial: hacía cuatro años que no perdía, había infligido la primera derrota en Wembley a Inglaterra (6-3) y habían sido vencedores de los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952. Luego del sorteo de las llaves de semifinales, el azar determinó que deberían enfrentarse Uruguay – Hungría por un lado, y por otro, Alemania – Austria.

Con la intención de poner al fútbol como objeto de estudio en la agenda académica, la presente ponencia plantea una mirada histórica sobre el fútbol de Uruguay en el contexto de los mundiales, más específicamente, el de 1954. A tales efectos, el texto se centrará en un análisis de las repercusiones del la primera derrota oficial de Uruguay a través de la prensa montevideana, poniendo énfasis en las expectativas y comentarios luego del resultado. Los periódicos utilizados serán: “El Día”, “El Diario”, “Fútbol Actualidad”, “Justicia”, y “La Tribuna Popular”.

El trabajo está organizado en cinco partes. La primera apunta básicamente a plantear los antecedentes y los caminos recorridos hacia semifinales por las selecciones de Uruguay y Hungría. La segunda parte, recorre diversas notas publicadas en la prensa, en las cuales se planteaban las expectativas previas al encuentro, catalogado como “el match del siglo”. La tercera, pone énfasis en la potencialidad de la selección de Hungría y en aquellos aspectos ideológicos y políticos que creemos relevantes para entender por que la prensa entendía que se trataba de un sensacional encuentro. La cuarta parte, se centra en la mirada que los diarios hacían sobre la selección uruguaya y las expectativas que generaba la selección en los periodistas de cara al partido semifinal. La última parte tiene que ver con la manera en que la prensa comentó el resultado del partido. En este apartado retomamos aquellos motivos que se expusieron para explicar la primera derrota de la selección uruguaya en manos de Hungría en un torneo mundial.

1) De goleadas en goleadas: caminos hacia semifinales.

En el campeonato de Suiza 1954 participaron 16 selecciones, agrupadas en 4 series de 4 equipos cada una. El sistema de disputa tenía una lógica particular, ya que cada selección jugaba sólo dos partidos en la fase de grupos.

La selección uruguaya compartió el grupo III con Austria y debieron enfrentarse a Checoslovaquia y Escocia. Uruguay no necesitó clasificarse al mundial ya que era el campeón defensor, por haber ganado la Copa Mundial de 1950. Los celestes llegaron a Suiza precedidos de una enorme fama. Sus magníficos antecedentes generaban expectativas en los uruguayos: cuatro años antes había sido el impacto en la historia de los campeonatos mundiales al vencer a Brasil y los recuerdos de la final todavía estaban latentes; ostentaba el honor de ser el primer equipo campeón mundial en 1930, bicampeones olímpicos en 1924 y 1928; y nunca antes había perdido en un campeonato del mundo, contaba con un invicto de 21 partidos.

En el mundial de 1954, los celestes dirigidos por Juan López al igual que en 1950, se despacharon con una buena actuación en la fase de grupos. En su primer encuentro, vencieron 2 a 0 a Checoslovaquia (goles de Míguez y Schiaffino). En la segunda fecha, derrotaron a Escocia con un categórico 7 a 0 (goles convertidos por Borges -3-, Míguez -2- y Abbadie -2- ). Los periódicos de la época coinciden en que el equipo se caracterizaba por tener fuerza, habilidad y elevada moral.

En los cuartos de final, continuó el buen éxito de Uruguay y derrotó a Inglaterra por 4 a 2 (goles de Borges, Varela, Schiaffino y Ambrois). Sin embargo, fue una “victoria pírrica”, pues en ese partido se lesionó el capitán Obdulio Varela al festejar su gol. Con este historial llegaba Uruguay a las semifinales.

 En relación al rival que enfrentamos, la prensa internacional consideraba que se trataba de un equipo sensacional, dotado de todas las virtudes y elevado nivel técnico en su juego. Los húngaros eran conocidos como los “magiares mágicos”, nombre que asocia al grupo étnico de Europa del Este que se instaló en la actual Hungría y al estilo de juego que desplegaban. Contaba con la selección más poderosa de su historia y hasta ahora no la han podido superar. Hungría llegó al mundial con los siguientes antecedentes: hacía cuatro años que no perdía un partido oficial (en 32 partidos); había infligido la primera derrota tras vapulear en Wembley a Inglaterra por 6 a 3 y en la revancha disputada en Budapest le volvió a vencer con un marcador humillante de 7-1; y en 1952 se habían consagrado vencedores de los Juegos Olímpicos de Helsinki.

Hungría compartió el grupo II con Turquía y no tuvo rivales que le opusieran resistencia. Debutaron con una victoria arrolladora de 9 a 0 sobre Corea del Sur, y en la segunda fecha se despacharon sobre Alemania Federal con un 8-3 (Alemania había puesto en cancha varios suplentes para preservar a los titulares). Luego del partido contra los alemanes, los húngaros sintieron la baja de su gran capitán, Ferenk Psukas, a raíz de una falta desmedida de un rival.

Hungría pasó de fase tras haber conseguido dos victorias consecutivas, y en los cuartos de final logró imponerse sobre Brasil 4-2. Fue un encuentro plagado de incidentes, con golpes de puño, botellazos y cortes entre los jugadores de ambos planteles en los vestuarios una vez finalizado el partido (encuentro recordado como “la batalla de Berna”).

De esa manera llegaron ambos seleccionados a semifinales. La organización del campeonato establecía, que los cruces en esta instancia se darían a conocer luego de un sorteo, que fue realizado en la ciudad de Berna, el domingo 27 de junio de 1954. Se agrupó en parejas a los equipos de Hungría y Alemania por un lado, y por otro Austria y Uruguay. Depositaron en recipientes separados tarjetas con los nombres de los equipos, la primera en salir fue la de Austria y la segunda Alemania. El resultado del sorteo causó impacto, El Diario señaló:

Esto quería decir que Hungría y el Uruguay, que son los equipos más destacados que continúan en el campeonato deben enfrentarse en semifinales[3].

Conocidos los cruces en semifinales, todo hacía suponer que Uruguay y Hungría sería un sensacional encuentro. El periódico comunista Justicia opinó:

El resultado de dicho sorteo, ha puesto frente a frente a los dos más grandes equipos del Campeonato: Uruguay y Hungría, que disputarán sin lugar a dudas lo que podría llamarse el “partido del Siglo”[4].

2) “El match del siglo”

El cronograma del campeonato, indicaba que el miércoles 30 de junio se debía disputar el primer encuentro de semifinales. Dentro de las expectativas de los uruguayos, existía la firme convicción que sería un gran encuentro deportivo. Durante los días previos, en nuestra prensa se publicaron una serie de notas que especulaban con el nivel del espectáculo de la siguiente forma:

La Tribuna Popular:

Uruguay versus Hungría quiere decir en estos momentos algo más que una final; el choque máximo en el fútbol del Mundo, y tal vez de la historia del balompié en sus últimos años. Los rivales, varios años invictos con campañas espectaculares e incomparables en Europa y otros continentes; los celestes, cuatro veces campeones en el Mundo entero, y con una reciente hazaña frente a los ingleses que todos admiraban hasta que llegó la noticia del partido con Hungría[5].

Este periódico manejaba también la idea de final anticipada: “Uruguay-Hungría es el partido del choque sensacional y, tal como sucedería para el partido Hungría-Brasil, la mayoría opina que Hungría ya está clasificada para la final. ¡Dichosos suizos que habrán podido asistir a tres finales en una sola competición![6].

Mientras tanto, el periódico Justicia señalaba en sus páginas que se jugaría el encuentro más sensacional de los últimos años en una instancia decisiva por la conquista del título mundial. Agregaban que dicho encuentro debió ser la final lógica del torneo:

Llegó el momento ansiado por el pueblo deportivo uruguayo y por la afición del mundo entero. Esta tarde, en épico match semifinal del Certamen Mundial, se cotejarán las selecciones de Uruguay y de Hungría. Ambas han probado ser la expresión cumbre del fútbol mundial: por su técnica, por su temple, por su admirable capacidad combativa. Los celestes y los húngaros han barrido a cuanto adversario les salió al paso. Pero fue en los cuartos de finales cuando dieron fe de todo su potencial técnico y moral[7].

Para El Diario la novedad del partido estaba en los aspectos tácticos y técnicos de los jugadores de ambas selecciones:

el match Uruguay – Hungría viene, después del triunfo de los húngaros en la tarde de ayer, a plantear la cuestión de las tácticas mucho más abiertamente, puesto que los uruguayos, vencedores del equipo de Inglaterra, vienen a estar en igualdad de valor con los húngaros, que han vencido al equipo considerado como uno de los mejores de la América del Sur y del torneo[8].

Tanto para El Diario, como para La Tribuna Popular, el partido también adquiría la dimensión de final anticipada y estaba enmarcado como un duelo entre representantes de América y Europa,

Pero esta vez, puede decirse que la verdadera final se va a jugar en Lausana. Los equipos preeminentes de América y de Europa van a decidir la supremacía del fútbol mundial. El match Uruguay – Hungría será para los latinoamericanos en general, el definitivo, el del prestigio y ya como un solo hombre se aprestan a ir en coalición para animar a los uruguayos. El match del miércoles en Lausana, será, pues, el match de América Latina – Europa[9].

El día previo al partido, un cronista de El Diario que firmaba bajo el seudónimo Don Lee reafirmaba la idea anterior y esperaba con enorme expectativa el inicio del partido:

Mañana se realizará en Lausana el match de todas las épocas en la historia del fútbol mundial al enfrentarse por la semifinal de la Copa de oro, el Uruguay con su título de Campeón del Mundo y Hungría, la sensación futbolística del momento. Aquél asumiendo la representación del continente sudamericano y éste la representación del viejo continente. Estarán así frente a frente los campeones del mundo y los grandes favoritos de la opinión mundial, y que han venido haciendo sensación en los últimos años, antes lo cuales los abanderados del fútbol sudamericano se verán seguramente expuestos a darlo de sí todo a fin de salir con bien de la difícil lucha[10].

3) La mirada sobre el rival.

Ahora bien, cabe preguntarnos cuales eran aquellos motivos que generaban la opinión en la prensa que un enfrentamiento entre Hungría y Uruguay, supondría un gran encuentro. Aquí es importante ver como la prensa construye la imagen de cada equipo. Empecemos por el rival. Al excelente historial de los húngaros que resumimos en el apartado anterior, y a al gran nivel de sus estrellas como Puskas, Czibor, Kocsis, Hidegkuti, Bozsik, Grosics; debemos agregarle aquellos aspectos tácticos y técnicos colectivos del equipo. Veamos que decía la prensa.

Antes de que comenzara el campeonato, Justicia realizó una breve presentación de los equipos que disputarían el mundial. El 2 de junio en una nota titulada “Algunas características del equipo magyar que va al Mundial de Suiza”, planteaban: “Hungría probablemente será el único país que concurrirá al campeonato mundial de fútbol a disputarse en Suiza, con un team ya maduro e incambiado durante varios años”. A los beneficios de poseer un equipo formado por varios años, se señalaba que tanto uruguayos como húngaros tenían confianza en sus fuerzas[11], en tanto: “el excelente equipo “magyar” es de presumir que procurará, como siempre, jugar sus cartas de victoria en el ritmo vertiginoso, preciso, audaz y avasallante de su juego ofensivo, así como en la combatividad de su defensa, bien demostrada ante Brasil (…)”.

Sobre el excelente nivel de juego de los húngaros, La Tribuna Popular opinaba: “el seleccionado magyar reafirmó ser un buen team, que juega con disciplina y no cede un palmo ni en el ataque ni en la defensa[12]. Completamos la idea sobre la capacidad del fútbol húngaro con una nota de El Día:

debe ser lo mejor de Europa. Las evidentes diferencias existen entre su ataque y su defensa. Indiscutiblemente, la gran fuerza de la selección “magyar” radica en aquel. Compuesto de hombres hábiles y de un gran entendimiento, como también con gran preparación física, asume – ese sistema- la gran responsabilidad por las actuaciones del equipo y por los éxitos del mismo (…)[13].

Mientras tanto, El Diario presentó una crónica en la cual se planteaban algunas habilidades tácticas de Hungría y las características del equipo. Se concebía a Hungría como “un equipo que acciona con idéntico afán y velocidad durante los noventa minutos de juego, que lucha con firmeza, que plantea sus jugadas con gran esmero, pero movilizándose permanentemente en forma intensa, haciendo correr la pelota con excepcional rapidez de un hombre a otro[14].

A su vez, desde El Día y Futbol Actualidad, se expusieron algunos argumentos para explicar porque era tan eficaz la técnica de los húngaros. Basaron sus explicaciones en las relaciones entre deporte y política. Recordemos que Hungría estaba bajo influencia del régimen socialista, y la década del 50 a nivel internacional estaba muy marcada por la Guerra Fría. Sobre la excelencia del equipo húngaro, el periódico El Día, en un extenso párrafo cargado con un tinte opositor al régimen socialista señalaba:

Ajustados a procedimientos propios de un país que ha alejado de los aspectos fundamentales de la práctica del deporte por el deporte mismo aprovechándolo especialmente como forma de conseguir resonancia con derivaciones políticas, se ha podido advertir una influencia directa del estado que manda y decide en la voluntad de los individuos, sometiéndoles a una práctica ajena en absoluto a la que se estila en los países democráticos, donde la espontaneidad del deportista es básica para el desarrollo de su actividad. Los húngaros están sometidos por impero de obligaciones que se les crean, a un régimen ceñido, estricto y que trastoca lo esencial del deporte, que es competir, por el impero o sea la exigencia de ganar. Dentro de tal concepto el derecho individual está vedado. Impera, entonces, el sometimiento a la práctica del deporte, que quienes son escogidos la realizan con prescindencia total de toda otra actividad, hasta alcanzar un grado de especialización derivado del adiestramiento continuado y preferente a que son sometidos[15].

En el categórico párrafo anterior, la mirada se centra en argumentar el buen nivel húngaro por la presión política del régimen soviético[16]. En relación a ello, y con una mirada similar, en el semanario Fútbol Actualidad, Antonio García Pintos afirmaba: “los “magyares” juegan por método; sus jugadas son académicas y estudiadas. No cuentan, entre ellos, los valores individuales[17]. Con esta frase está afirmando que la ideología del régimen infiere en el deporte, ya que jugar por método supone un juego planificado (recordemos que la planificación caracteriza al régimen soviético, por ejemplo, los planes quinquenales).

La postura de Antonio García Pintos se reiteró en otra nota, aseveraba que Uruguay debía defender a Sudamérica en el partido semifinal, y cargó de emotividad e ideología al encuentro tras plantear:

(…) La copa Rimet la sacaremos de Europa los uruguayos, únicamente por que somos uruguayos. Porque aquí hay una evidente aspiración, casi adulona podríamos decir: la de que salgan campeones estos defensores de la roja casaca del país de atrás de la cortina de hierro[18].

A pesar de su elevado nivel, Hungría no contaría con la totalidad de su plantel para el encuentro con Uruguay. Su capitán, F. Puskas, como hemos dicho, estaba lesionado. También fueron excluidos los hermanos Toth, remplazados por Budai y Palotas. La selección húngara alistó al siguiente equipo: Grocsics; Buzansky, Lantos; Bozsik, Lorant, Zakarias; Budai, Kocsis, Palotas, Hidegkuti y Czibor.

4) Confianza en la selección uruguaya.

Luego de una lectura analítica de los diarios, notamos en nuestra prensa una postura respetuosa sobre el rival. Estamos en una época en donde se dejaba de lado entrar a un campo de juego sin tener nociones concretas sobre el rival y se iniciaba una etapa en la cual comienza a analizarse al contrincante, sobre todo porque se empieza a tomar en cuenta las dimensiones tácticas y técnicas del deporte[19]. Vencer a un equipo de fútbol, implicaba superarlo en el tanteador, para ello, la planificación de la estrategia a desarrollar es muy importante.

En junio de 1954, existía confianza en el fútbol que podía llegar a desplegar los uruguayos, sobre todo porque se reivindicaba las victorias consagradas en 1924, 1928, 1930 y 1950. Rubén Lapido Vignoli, enviado especial de La Tribuna Popular afirmaba

 “sabemos muy bien que cuando la casaca celeste entra a una cancha, en una contienda mundialista, es para no perder…”.

Había mucha confianza en los delanteros uruguayos y en su defensa de acero, que para muchos, lo hacía el único equipo capaz de realizar la hazaña de derrotar a Hungría. Se calificaba a los jugadores celestes como “ardorosos, testarudos, jamás derrotados ni desalentados…”.

A su vez, existían elementos resignificativos de los títulos mundiales conquistados años antes. En varias notas se reiteraba la siguiente idea: Uruguay en caso de consagrarse campeón del mundial de 1954, sería campeón del mundo por quinta vez. Esto tiene que ver, con que los títulos de 1924 y 1928 en los juegos olímpicos, eran considerados como títulos mundiales.

Una vez conocido el rival, durante los tres días previos al partido, los periodistas comenzaron a analizar al contrincante y surgieron algunas ideas concretas de cómo vencer a Hungría. En primer lugar, sin desconocer el poderío de los “magyares mágicos”, se planteaba que había que trabajar a partir del buen nivel del rival,

(…) pensamos que esa regularidad de acción húngara puede ser lo que sirva a Uruguay para hacer valer su mejor técnica y aptitudes naturales y psicológicas de sus players. Ante todo, sabremos aguantar “el primer envión” del adversario, que para Brasil fue demoledor tanto en las cifras como en los nervios. Y posteriormente, una vez que nuestros cracks hayan adaptado el juego húngaro, deberán surgir las ventajas apenas se produzca el choque de valores personales[20].

En segundo lugar, otra de las claves para superar al adversario estaría en las propias características de la defensa uruguaya:

el grado de potencialidad de nuestra defensa ha resultado eficacísimo hasta el momento, pero no por ello habría que excederse en confianza y consideramos que no estaría de más tomar algunas medidas de carácter táctico antes de que nuestro conjunto baje al campo de “Pontaise” en Lausana[21].

En tercer lugar, el buen juego celeste jugaría su rol decisivo. Oscar Bugallo, de Fútbol Actualidad tituló una nota el día antes al partido de la siguiente manera: “Jueguen bien, celestes, y seremos campeones”. Incluso se planteaba la duda que sucedería si Uruguay lograba superar en la técnica y táctica como producto de su buen juego a los húngaros; ya que hasta el momento nadie los había exigido. Algunos entendían que en comparación, Uruguay tenía mejores individualidades calificadas como “estrellas”, como Andrade, Schiaffino, Borges, Santamaría, Ambrois…. En esta línea, muchos consideraban que Uruguay era el único equipo que era capaz de batir a los húngaros. La idea que manejaba la prensa, era que de los tres adversarios que pudieron tocarle a Hungría para la semifinal, le tocó el más peligroso de todos.

Sin embargo, surgieron algunos inconvenientes a raíz de lesiones de piezas claves para los celestes. Esto imposibilitó a Uruguay presentar en el campo de juego a su mejor escuadra. La dimensión analítica de las técnicas y tácticas cobra importancia y se plantearon en la época diversas opiniones sobre como conformar al equipo para vencer a Hungría. Uruguay no podría contar con Obdulio Varela, lesionado ante Inglaterra. Tampoco podían ser de la partida Oscar M. Míguez ni Julio César Abbadie.

El comentarista Don Lee de “El Diario”, luego de haber visto a los futbolistas húngaros, reconoció que Uruguay tendría un encuentro de enromes dificultades. Para superarlas, y ante la ausencia de Obdulio Varela propuso:

(…) que Juan Alberto Schiaffino juegue de insider o de eje delantero, debería actuar lo suficientemente atrasado como para configurar un elemento más de contención para los intentos de los húngaros. Esto ya figura dentro de las características propias del mencionado jugador, muy sacrificado en ese sentido[22].

El rol de Juan Alberto Schiaffino dentro del campo de juego, podía operar como un arma para lograr el triunfo que para la época era algo maravilloso y factible. Además, se entendía que Schiaffino podía desplegar una doble misión de defensa y ataque. A esta idea, se le agregaba la posibilidad de que estuviesen por delante de Schiaffino cuatro hombres de ataque, pues se depositaba confianza en el buen juego y los pases profundos y bien dirigidos hacia los delanteros. Detrás de los delanteros y de Schiaffino estarían los tres medios y William Martínez.

Se depositaba las esperanzas en Schiaffino. Se esperaba de él, apoyo a la defensa y al ataque. Junto a Schiaffino, podría apoyar el juego Javier Ambrois. De ese modo, los delanteros quedarían abiertos y adelantados esperando con el campo a su frente; para intentar penetrar con velocidad a la defensa húngara.

La profundización de estos aspectos tácticos dentro del campo de juego, según la prensa:

podría muy bien proporcionarle a nuestro equipo las aperturas necesarias, para que con goles se llegue a concretar lo que es hoy aspiración de todos nosotros, y por cierto también de ustedes, la inmediata clasificación para una nueva instancia final, que de por sí sola estaría ya diciendo de que nuestro fútbol, hoy como ayer y como siempre, no ha perdido nada –pese a sus habituales “apagones”- de las ponderables virtudes que por años y años lo hicieran invencible mundialmente[23].

Capítulo aparte merece la situación de Oscar Míguez. El “cotorra” tampoco pudo ser de la partida. Ahora bien, cabe preguntarnos qué sucedió ya que no estaba lesionado y fue excluido del equipo. El Día publicó una nota bajo el título “No parece atinado el presunto remplazo de Oscar M. Míguez”. De todos modos, antes del partido no se dio a conocer muchos datos sobre la exclusión de Míguez, e incluso hoy sigue siendo un enigma. Esto se convertirá en un factor para explicar la derrota de Uruguay y lo veremos en el próximo apartado.

Finalmente Uruguay salió al campo de juego de la siguiente manera: Máspoli; Santamaría y W. Martínez; Rodriguez Andrade, Carballo, Cruz; Souto, Ambrois, Schiaffino, Hohberg y Borges.

5) Hungría 4 – Uruguay 2: las repercusiones en la prensa

Cuando se hicieron las 18 horas de aquella recordada tarde lluviosa del 30 de junio, el árbitro galés Benjamín Griffith dio comienzo al “match del siglo” en el Estadio de “La Pontaise” de Lausana. El marco era espectacular, unas 45.000 personas en el estadio.

Brevemente diremos que el partido estuvo a la altura de las expectativas, todos coinciden en que fue un sensacional encuentro. El primer tiempo finalizó 1 a 0 a favor de los húngaros, con gol de Czibor. Hidegkuti aumentó diferencias a los 3 minutos del complemento. Pero dos goles de Juan Eduardo Hohberg a los 75 y 86 le dieron dramatismo al encuentro. En tiempo complementario, Hungría sacó diferencias gracias al potente juego aéreo de Kocsis y con dos goles (a los 112 y 116) eliminó toda esperanza de los uruguayos de llegar a la final y por primera vez caía vencido en un campeonato mundial tras 21 partidos invictos, pero dejando una muy buena impresión. Veamos las repercusiones del partido en los titulares de los diarios locales:

Derrota con Honor. El once uruguayo en Jornada Adversa, luchó con denudo” (30 de junio, El Diario).

Perdiendo ante un formidable equipo, los celestes salieron aun más engrandecidos” (1 de julio, La Tribuna Popular).

Cayó Uruguay, tras una lucha titánica” (1 de julio, La Tribuna Popular).

Un match histórico e inolvidable” (1 de julio, Justicia).

Los húngaros se fueron con la Victoria y los uruguayos se llevaron la gloria” (1 de julio, El Día).

Indudablemente fue el mejor encuentro del Campeonato” (1 de julio, El Día).

Los celestes vencidos tras memorable demostración” (1 de julio, El Día).

Significado excesivo tiene la cifra 4-2” (1 de julio, El Día).

Fue una derrota que enaltece al perdedor” (1 de julio, El Día).

También ayer los maestros uruguayos dictaron su lección” (1 de julio, El Diario).

El espectáculo tuvo el brillo esperado” (1 de julio, El Diario).

“Match histórico y maravilloso”, se afirma sin dudas” (2 de julio, El Diario).

Algún día tenía que ser y ello ocurrió un 30 de junio” (6 de julio, Fútbol Actualidad).

Así caen los campeones!” (6 de julio, Fútbol Actualidad).

Perdimos… ¡Y fuimos inmensos! Cada vez que toque perder, ¡que sea así!” (6 de julio, Fútbol Actualidad).

 

Luego de la lectura de los titulares anteriores, percibimos que queda una idea contundente acerca de lo implicó la primera derrota de los uruguayos: Uruguay perdió pero fue una derrota honrosa y digna de destacar. Esto idea fue adquiriendo fuerza y es lo que queda de aquel recordado partido. Pues bien, ¿Qué sucedió el 30 de junio que hoy se sigue resignificando aquella derrota?

Algunos recuerden el aspecto estético del encuentro, consideran que el “match” fue todo belleza, y a pesar de la derrota,

los uruguayos han demostrado que saben perder con gran elegancia y faltó muy poco incluso, para que la formación uruguaya, confirmando una vez más que se vuelve un adversario temible cuando “las cosas van en serio”. Saliese vencedora de esta semifinal que los diarios de aquí han calificado de “atómica”.”[24]

Otros plantean que el partido pasó a ser inolvidable por la emoción del mismo, sobre todo producto de la rebeldía uruguaya. Justicia señaló que ningún equipo era capaz de mantener en alto la moral de acero y a pesar de estar perdiendo; incluso logró acorralar al rival en su campo hasta empatar el partido, allí se volvió a confiar la victoria. En consecuencia, planteaban que “los muchachos celestes que supieron caer como caen solamente los campeones, los que realmente son grandes en la noble lid del deporte[25]. Este argumento, se reiteraba también en El Diario, cuando el corresponsal en Berna afirmaba que quizás nunca se había visto un partido tan maravilloso, puesto que los uruguayos lograron remontar el resultado.

Sin dudas, el partido sigue siendo recordado por convertirse en modelo de encuentro cargado de vicisitudes y de caballerosidad de los futbolistas, ya que los hechos violentos eran reiterativos en la época y este encuentro no tuvo nada de eso:

Se hablará durante mucho tiempo de él. Quizá siempre que se quiera poner como ejemplo, como modelo, un partido en el que ha habido de todo: jugadas insuperables, duración del match, corrección de los jugadores, caballerosidad deportiva y amor propio en el que la emulación nunca dejó pasar a la violencia[26].

Ahora bien, durante los días posteriores surgió la necesidad de construir un relato interpretativo sobre la derrota. Para explicar una derrota en fútbol, tenemos tres posibles líneas explicativas: la primera, se basa en la superioridad técnica y táctica del rival, es la más usada y aceptada; la segunda, tiene que ver con la falla de algún aspecto, ya sea por ausencia o una mala jornada de los futbolistas; y la tercera, tiene que ver con factores externos que se transforman en adversos, ya sea por condiciones climáticas, errores arbitrarios, etc.

El semanario Fútbol Actualidad publicó una serie de extensas notas interpretando el resultado del partido. ¿Por qué perdió Uruguay? Para sus periodistas, la derrota se explica por fallas en el plantel: primeramente, ausencia de Oscar Míguez (excluido por los dirigentes) y jugadores lesionados. Segundo, la mala tarde de Roque Gastón Máspoli. Tercero, cansancio del equipo.

En primer lugar, el plantel sufrió bajas sensibles tras el partido contra Inglaterra, fue duro y difícil. Aquella tarde, Uruguay triunfó, pero queda la sensación que fue una “victoria pírrica”, ya que se lesionaron Abbadie y Obdulio Varela. A esa situación, se le agrega la exclusión del “cotorra” Míguez para el partido semifinal.

Esa situación es explicada mediante la injerencia de los dirigentes Tróccoli y Viappiana, que al parecer estaban indignados con el jugador por motivos que no quedan muy claros. Antonio García Pintos señala que el desempeño de Míguez no fue el mejor durante el torneo, pero siempre fue considerado un elemento valioso. Los motivos expuestos por el dirigente Viappiana radicaban en que

… no sólo había jugado mal, sino que además, en la práctica realizada esa mañana, se había comportado grotescamente… sin voluntad. Como si no tuviera ganas de jugar[27].

Para García Pintos, la exclusión de Míguez fue consecuencia de una sanción y no por motivos técnicos:

Lo que sabemos, el enojo contra él, nacía de lo que se entendía su falta de fibra y su comportamiento, desganado, en una práctica sin importancia, realizada 30 horas después de haberse jugado un partido tremendo!!…[28].

Se considera que la falta de Míguez fue un hándicap para el rival, y se pagó caro en el partido porque Hohberg no tenía quien le enviara la pelota.

En relación al desempeño del portero Máspoli, el director de Fútbol Actualidad señaló que el jugador fue responsable de la derrota, ya que estuvo flojo y pudo haber evitado al menos dos goles. De todos modos, se exime a Máspoli las culpas y solamente se lo responsabiliza. Orlando Bugallo, periodista del mismo semanario escribió duramente sobre Máspoli:

le pido perdón a Máspoli por decir esto. A él le estoy agradecido por el glorioso regalo que me hizo en el 50 y por los de tantos internacionales; repito que no es crítica severa, por eso que le debo y porque sé que su deseo en ese encuentro fue el de realizar la mejor performance de su campaña… pero si él hubiera jugado bien ¡hay que ver la confianza que hubiera infundido ello a sus compañeros! nosotros ganamos el campeonato… ¡Sin golero no se puede jugar! ¡Y yo sé que él piensa como yo![29].

El tercer factor empleado, tiene que ver los aspectos físicos del equipo. Se entiende que Uruguay perdió por falta de preparación física. En cambio, Hungría tenía un estado físico increíble y los uruguayos no pudieron hacer frente a ello.

La conjugación de los tres factores, fueron empleados para explicar el resultado, e incluso algunos plantearon que trajo aparejado la limitación del buen juego que se había hecho hasta el momento. A partir de esta instancia, estamos en una etapa de procesualización del acontecimiento, esto supone, que con el correr de los días se fue procesando el resultado y todo lo que ello implicaba.

Finalmente, Antonio García Pintos definió el resultado como un fracaso y planteó que desde allí, surgió la necesidad de revisar todo el fútbol uruguayo:

-para Uruguay es desastre perder, cuando debe ganar; abdicar el título de mejor del mundo, cuando se le puede retener con justicia-, debe llevarnos una revisión total de nuestro fútbol. De arriba abajo. Y, en esta revisión de valores, debemos entrar nosotros, los críticos, que también respiramos en el ambiente viciado de errores, de complacencias y de politiquerías…[30].

Consideraciones finales.

Luego de realizar la recorrida por la prensa local durante los días previos y posteriores a la primera derrota de la selección uruguaya en un campeonato mundial, ¿Qué opinión quedó en los uruguayos?

El mundial de 1954 marca un antes y un después. En primer lugar, porque el partido significó la primera derrota celeste. Pero la derrota se inmortalizó y pasó a ser recordada por su trámite vibrante y cambiante; caracterizado por la belleza y el buen fútbol. Esta idea será la que se retomará desde el 30 de junio de 1954, cada vez que toque perder, se pretende que sea de esa forma; con un equipo dando lo mejor de si dentro del campo de juego, luchando hasta el final, luciendo buen fútbol, demostrando caballerosidad y asumiendo la derrota. Por otro lado, en consecuencia de lo anterior, el partido cumplió las expectativas y realmente fue “el match del siglo”. Uruguay estuvo a punto de vencer al rival estelar del momento que estaba en su mejor época. Después de la revolución húngara de 1956, el equipo “magyar” se disgregó y nunca volvió a tener la misma fuerza.

En segundo lugar, queda la idea del fin de un ciclo exitoso para los uruguayos. Desde que se comenzó a procesar la derrota, muchos periodistas entendieron que era necesario cambiar en varias dimensiones al fútbol uruguayo. Esta idea será retomada una y otra vez en cada uno de los sucesivos fracasos del fútbol uruguayo. Fue tal el impacto de los títulos conquistados por la selección uruguaya en la primera mitad del siglo XX, que no salir campeón pasó a ser fracaso.

Finalmente, en 1954 pesaba y mucho la idea de que se perdió la semifinal porque hubo fallas en la conformación del equipo por la ausencia de futbolistas como Oscar Míguez, Obdulio Varela y Julio Cesar Abbadie y por la mala tarde del arquero Máspoli. La prensa nacional a lo largo de la segunda mitad del siglo XX recurrirá a relatos interpretativos para explicar derrotas deportivas que en general versan en torno a la ausencia de piezas claves en los planteles; o por la mala actuación de alguna figura relevante.

 

Fuentes

  • El Día, Montevideo, junio-julio de 1954.
  • El Diario, Montevideo, junio-julio de 1954.
  • Fútbol Actualidad, Montevideo, junio-julio de 1954.
  • Justicia, Montevideo, junio-julio de 1954.
  • La Tribuna Popular, Montevideo, junio-julio de 1954.

[1] Ponencia presentada en Jornadas Uruguay y los Mundiales desde el sur, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE), UdelaR. Junio 2014.

[2] “Así caen los campeones”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 06 de julio de 1954, p. 12.

[3] “Detalles respecto al sorteo”. “El Diario”, Montevideo, 28 de junio de 1954, p. 8.

[4] “Fueron sorteadas las semifinales”.  “Justicia”, Montevideo, 28 de junio de 1954, p. 3.

[5] “Ante los invencibles, la celeste no puede caer…”. “La Tribuna Popular”, Montevideo, 28 de junio de 1954, p. 1.

[6] “Uruguay, único que puede batir a los húngaros”. “La Tribuna Popular”, Montevideo, 30 de junio de 1954, p. 13.

[7] “Uruguay se juega hoy su carta decisiva”. “Justicia”, Montevideo, 30 de junio de 1954, p. 3.

[8] “El match de Latinoamérica contra Europa se llama al cotejo Uruguay V. Hungría”. “El Diario”, Montevideo, 28 de junio de 1954, p. 8.

[9] Ibídem. P. 8.

[10] “Europa frente a América”. “El Diario”, Montevideo, 29 de junio de 1954, p. 6.

[11] Contrario a esta idea, algunos entendían que la continuidad del mismo plantel solamente era un elemento relevante, dejando de lado los aspectos técnicos. Desde Fútbol Actualidad, Luis Schiappapietra opinaba “en los húngaros no hay secreto ni milagro alguno. Lo que da gran valor a su juego son los 4 años juntos”.

[12] Ante los invencibles, la celeste no puede caer… P. 1.

[13] “Radiografía deportiva de los Magyares. Lo que surge de una comparación con los uruguayos”. “El Día”, Montevideo, 30 de junio de 1954, p. 12.

[14] “Uruguay no deberá ceder ni un palmo ante este enemigo. Disposiciones tácticas necesarias”. “El Diario”, Montevideo, 29 de junio de 1954, p. 6.

[15] “Los celestes saben de duras jornadas”. “El Día”, Montevideo, 30 de junio de 1954, p. 12.

[16] Esta idea también la percibimos en una nota publicada por Antonio García Pintos, quien fuera el enviado especial a Suiza por Futbol Actualidad. El periodista estuvo presente en el encuentro por fase de grupos entre Hungría y Corea del Sur. La delegación uruguaya asistió a mirar el encuentro y García Pintos destaca el siguiente episodio en un apartado de la nota titulado “Ordenes de Moscú”: “Estaba siete a cero. Los del “young boys” –los suizos,- estaban entregados… Pero había pasado como diez minutos y no había más goles. Los húngaros habían errado dos o tres shots… Y de pronto, por los parlantes se oyó una voz, diciendo más o menos: Puf Ahic Auff Ein… Bunter, Bunter…

Y, casi en seguida, Puskas agarró la pelota y como desesperado, corrió veinte metros, dribló a un contrario y tiró violentamente alto, marcando el octavo gol.

Y me dijo William: – Viste… vino la orden de Moscú…”. “Los muchachos mirando a los húngaros”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 17 de junio de 1954, p. 3.

[17]La Verdadera Historia de la Derrota”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 6 de julio de 1954, p. 3.

[18]Tenemos que defender a Sudamérica”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 29 de junio de 1954, p. 6.

[19] Hubo un episodio que se dio a conocer después del partido Hungría y Uruguay. En una entrevista que le realizó A. García Pintos a C. Kabocsai (uno de los técnicos de Hungría), confesó que no se sorprendieron de la lucha impuesta por los uruguayos ya que siguieron atentamente todo lo que hacía Uruguay y que en cada encuentro de los celestes habían tres observadores húngaros. Pero además, un periodista, Georges Imrei, afirmó que también filmaron con repetidas proyecciones las acciones de los jugadores uruguayos, a efectos de analizar sus características. En: “filmaron los movimientos de cada jugador celeste!”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 6 de julio de 1954, p. 2 y 6.

[20] Ante los invencibles, la celeste no puede caer… P. 1.

[21] “Uruguay no deberá ceder ni un palmo ante este enemigo…., p. 6.

[22] Ibídem. P. 8.

[23] Ibídem. P. 8.

[24]Perdiendo ante un formidable equipo, los celestes salieron aún más engrandecidos”. “La Tribuna Popular”, Montevideo, 1 de julio de 1954, p. 12.

[25]Un match histórico e inolvidable”. “Justicia”, Montevideo, 1 de julio de 1954, p. 5.

[26]”Match histórico y maravilloso” se afirma sin dudas”. “El Diario”, Montevideo, 2 de julio de 1954, p. 7.

[27]La Verdadera Historia de la Derrota”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 6 de julio de 1954, p. 3.

[28] Ibídem, p. 3.

[29]De haber jugado bien, seríamos campeones”. “Fútbol Actualidad”, Montevideo, 6 de julio de 1954, p. 3.

[30]  La verdadera historia de la derrota… P. 22

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